Procuro no caer nunca en la rutina. Sí que es verdad que a veces quiero hacer tantas cosas que al final me agobio y no hago ninguna. Pero cuando me siento estresada me paro, respiro y pienso que no por darme más prisa, no por tener menos tiempo o no por tener ansía de sacar lo que mi cerebro agolpa...van a salir mejor las cosas y voy a aliviar esa carga.
Después comprenderéis a qué me refiero con esto y seguro que más de uno o una siente algo parecido.
A veces, en las pequeñas cosas se encuentran los detalles más bonitos y los sentimientos más intensos. Cuando necesito buscar relax no pienso en un baño de espuma o un masaje en la espalda, que también. Pienso en un par de agujas y un ovillo de lana, en un porche y una mecedora, en mis plantas y en mis pequeñas creaciones, que si bien no nacen de una idea bien estudiada, surgen para darme la paz que a veces necesito. Un trocito de porcelana fría y un poco de pintura y.....voilà....una bolita de arroz muy kawaii. Un clip y unos retales de fieltro y...magia....es una conejita marcapáginas. Pasta para modelar y laca de uñas y....guauuu....es una fresita muy graciosa. Y unos cachitos de arcilla polimérica , un juego de dedos y golpe de horno y....OMG....Alicia en el país de las Maravillas.
Pequeñitas cosas que hacen mi mundo grande.
¿A que muchos me habéis entendido ahora?